En Madrid, el próximo viernes, 15 de mayo, se celebra la festividad de San Isidro. Este año no vamos a poder disfrutar del clásico día en La Pradera, pero lo vamos a celebrar en casa con un picnic improvisado y, por supuesto, con unas deliciosas rosquillas. La receta que os traigo no es la de las ‘Listas o las tontas’, es una versión de la que hacía mi abuela y que a todos nos volvía locos. Está claro que no son como las que prepara ella, las suyas eran una verdadera delicia, y tenían un ingrediente secreto e inigualable: el amor con el que las preparaba. ¡Qué recuerdos!

Esta vez, he preparado unas poquitas con una cobertura de glaseado de chocolate, y estaban muy buenas, pero os digo una cosa: en casa nos quedamos con la versión de siempre, con su toque justo de azúcar. Espero que os animéis a hacerlas y que me contéis cuánto han durado en la despensa. ¡Vamos allá con la receta!

Ingredientes

2 huevos
60 gr. de azúcar
8 gr. de levadura
100 ml. de leche
110 ml. de aceite de oliva
1+1/2 cdita. de zumo de naranja
Ralladura de una naranja
400 gr. de harina aproximadamente

– Para el glaseado de chocolate-

2 cdas. de cacao en polvo sin azúcar
60 gr. de azúcar glass
1 cda. de leche

Rosquillas clásicas de naranja

Paso a paso para preparar las rosquillas

En un bol, bate los huevos con el azúcar, la ralladura de naranja y la levadura.

Añade la leche, el aceite y el zumo de naranja, y mezcla hasta que esté totalmente integrado.

Añade, poco a poco, la harina tamizada, y mezcla hasta que no queden grumos. Lo puedes hacer a mano o con una máquina de amasar o con un Thermomix. Cuando la masa esté lista, haz una bola, ponla en un recipiente engrasado, y cubre con un paño limpio espolvoreado con harina. Deja reposar unos 30 minutos.
Calienta una sartén amplia, con abundante aceite (yo la he puesto a temperatura 6 en la vitro para evitar que el aceite llegue a humear).

Toma porciones de la masa y dales forma de bolita. Introduce un dedo en el centro para conseguir la forma de la rosquilla. También la puedes hacer estirando cada porción de masa como un cilindro y después unir los dos extremos. ¡Cómo te resulte más fácil!

Fríe cada rosquilla unos 2 ó 3 minutos por cada lado, o hasta que estén doradas. Cuidado que no se caliente en exceso el aceite para evitar que se quemen. Cuando estén listas, sácalas a un plato con papel absorbente, y por último espolvoréalas con azúcar al gusto.

Para el glaseado de chocolate: Mezcla dos cucharadas de cacao en polvo sin azúcar, con el azúcar glass y la leche. Si queda muy denso, añade unas gotitas de leche. Pasa cada rosquilla por el glaseado y deja que se seque sobre un plato.

Os advierto que quizá no podáis esperar a que se enfríen para probarlas, ¡están buenísimas! No os digo más que me voy a preparar otra tanda, por petición popular (lease la de mis hijos). Disfrutad de esta delicia con un vaso de leche o un chocolate caliente.

¡Nos leemos!

Lorena Vialás

Periodista, amante de la cocina, del cine y las series de televisión, de la lectura y la fotografía. ¿Me acompañas en esta aventura?

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